Reikjavik
Yo me quedo las pelis de Kurosawa
y tú los discos de Lou Reed.
Tú la máquina del café perfecto
y yo ese wok tan cojonudo.
Tú ese jardín zen de sobremesa
que quisiste comprar en Pekín,
que dices que sí, que a ti te relaja
pero no hace más que meter mierda en el piso.
Yo ese plato del sur de Francia
de esos feriantes magrebíes.
Que te digo que sí, que me va de perlas
porque me aguanta bien los Tintín.
Y que tengas suerte en Reykjavik,
y que me borres del móvil pronto,
y que los días no se te hagan largos,
y no salgas nunca sin abrigo.
Ahora te puede parecer que el mundo acaba
y que tenemos que quemarlo todo.
Pero tanto tú como yo encontraremos a otro
y todo se pondrá en su sitio.
Durante este tiempo sin pareja,
follaremos como conejos,
que te digo que sí, que siempre pasa,
nos seguiremos encontrando en la cama.
Y tendremos tiempo para dedicarnos
cada uno por su lado,
que te digo que sí,
que haremos cosas a las que habíamos renunciado.
Y volver a conocer a mis amigos,
e irme a las tantas a dormir,
y no ver pelis de Hugh Grant,
no tener que pensar por adelantado.
Y que tengas suerte en Reykiavik,
y que encuentres a un chico muy apuesto,
y que el hielo que lo congela todo de noche
te deje arrancar el coche por la mañana.
