Joaquín Sabina

Tiempo después


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Nunca gana el ganador,
siempre pierde el perdedor,
brama en su trono el rey de bastos
víctima del desamor.

Eva deshoja la flor roja de su corazón,
y alrededor del fortín se cuece
el motín de la desesperación.

Debajo del cielo gris ni abeja ni colibrí,
no queda más que una pareja,
la de la guardia civil.
Desde que se ha muerto el mar
la vida no tiene sal.
Y reina un orden letal sin prisa ni azar,
ni ganas de volver a blasfemar.

Tiempo después de amanecer
la cosa está más negra que antes de ayer,
se marchitó pronto el limón
del limonero de la revolución.
A los enfants de la patrie
ya no nos queda ni siquiera París.
Se raya el sol y el botellón
de los piojosos firma la rendición.

Servidumbre y jerarquía,
pan de ayer y sopa fría,
vacuna contra la quimera,
muera la melancolía.
Lorca, Vallejo, Rubén,
no me preguntes por qué,
sobrevive su voz como un grano de arroz
en el corral de la crueldad de Dios.

Tiempo después de amanecer
la cosa está más negra que antes de ayer,
se envenenó pronto el limón
del limonero de la revolución.
Y en el baldío se vende un río
de agüita amarga empaquetado al vacío.
Se raya el sol y el botellón
de los piojosos firma la rendición.


Autor(es): Joaquín Sabina, Antonio García de Diego