Himno: La nueva Jerusalén.
La Nueva Jerusalén marcha triunfante y victoriosa,
en pos de su Jefe y Rey: Melquisedec, Rey de Salem.
No importa cuál pueda ser la ruda lucha en esta vida,
marchemos hasta vencer todas las fuerzas negativas.
Marchemos al paso del Señor,
El nos va guiando hasta el final,
su obra comenzó y El la terminará.
Marchemos con paso firme, nunca mirando atrás,
sólo nuestros ojos miren lo que prevalecerá;
Que Dios es nuestro Rey, por la eternidad.
La nueva Jerusalén es la pirámide y su cima es:
la piedra que vio Daniel, que coronó y es el final.
Final del reino gentil y de los reinos de este mundo,
la nueva Jerusalén es la ciudad de nuestro Dios.
Marchemos al paso del Señor,
El nos va guiando hasta el final,
su obra comenzó y El la terminará.
Marchemos con paso firme, nunca mirando atrás,
sólo nuestros ojos miren lo que prevalecerá;
Que Dios es nuestro Rey, por la eternidad.
La nueva Jerusalén tiene también un nombre nuevo
que a Dios le plació escoger
para su hermosa y gran ciudad.
¿Qué nombre pudiera ser mejor para la ciudad santa?
Que el mismo Nombre del El, nombre de Dios
¡Oh! Excelsa gracia.
//Marchemos al paso del Señor,
El nos va guiando hasta el final,
su obra comenzó y El la terminará.
Marchemos con paso firme, nunca mirando atrás,
sólo nuestros ojos miren lo que prevalecerá;
Que Dios es nuestro Rey, por la eternidad.//
