Tangos

Olympia


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Como una reina de altiva
va paseando su rara belleza
y lleva un gesto de orgullo y fiereza
indomable en su corazón.
Tiene su mirada el brillo
que producen los locos amores.
Y todas se van tras su ilusión
rendidas de pasión.

Y dicen que es terrible y cruel,
que su alma ya no tiene amor,
que tuvo que apurar tragos de hiel
y tuvo que sufrir un gran dolor.
Un hijo le quedó de aquel
que supo burlar su candor,
y quiere cual la abeja dar su miel
y amarguras con sus labios en flor.

Y dicen, se arruinaron
varios hombres tan sólo por ella,
porque al verla soberbia y tan bella,
le entregaron su corazón.
Y muchos hay que aseguran
que de gusto prodiga caricias
y el engañar es su placer...
¡Venganza de mujer!...


Autor(es): Juan Andrés Caruso, Julio De Caro