Como aniyo al dedo
En la rueda de invitados
hay una ñata,
que me tiene acorralado
por ser ingrata...
Y esta noche l’echo el resto
porque m’he propuesto
salir con las mías;
y aunque apriete sus antojos
esos lindos ojos
han de ser pa’ mí...
Mi lazo fiel
no fayará;
porque sé qu’en cad’armada
dejuro, pialadas
van mis ilusiones...
Y la linda chirusita
ya caerá mansita
dándome su halago...
¡Ahura y se va!...
¡Lindo es querer!...
Donde yo he clavao el ojo,
mesmo qu’el abrojo
me supe prender...
¡Oigamé!... ¿Por qué la moza
cambia colores?...
Debe andar por lo nerviosa
guacha de amores...
Si entre güeyes no hay cornadas,
guarde las miradas
pa’ este pobre gaucho
que ya se le cae la baba
por pelar la pava
¡con su corazón!...
No se le dé
por arisquiar;
que mis piales de ternura
va pa’ su hermosura
como aniyo al dedo...
Y si aseta lo que pido,
le fabrico al nido
de sus sueños gratos...
¡Diga que sí,
mi ceibo en flor!...
¡Y si es poco, mi querida,
pídame la vida
que yo se la doy!...
Ahura que me habló bajito
me dio coraje...
Siga, pa’ que rabie tuito
el paisanaje...
Que si se alza el avispero,
yo me juego entero
por usté, mi ñata...
¡Y si d’esto nada es cierto,
que me caiga muerto
cerquita de usté!...
Autor(es): Francisco Brancatti, Adolfo Avilés
