Somboits

Marisa


Imprimir canciónEnviar corrección de la canciónEnviar canción nuevafacebooktwitterwhatsapp


Recuerdo perfectamente
cómo cambiaba el rostro de Marisa
tras un poquito de aguardiente.

Vaso tras vaso
todos iban bajando sin vacilar,
al ritmo del compás.

Y entonces, entonces
yo no podía dejar de pensar, de pensar,
en ese pelo castaño y esos ojitos verdes
con sabor a ron.

Los músicos no paraban ni un compás
con todos siguiendo este son latino.

Y empezó a sonar el cha-chá,
después la cumbia, salsa y guaguancó.
Y empezó a sonar el cha-chá,
Marisa baila al ritmo de este tumbao, corazón.

Y empezó a sonar el cha-chá,
después la cumbia, salsa y guaguancó.
Y empezó a sonar el cha-chá,
Marisa baila al ritmo de este...

Marisa - ¡déjalo ya! - le decía.
No se aguantaba de pie
ni disimulaba su sonrisa.

De vaso en vaso, de boca en boca,
de cama en cama.
No conseguía nunca hacerla razonar.

Me había pintado
toda ella en mi cabeza
Y no podía dejar de perseguirla sin parar.

Pero siempre que me acercaba
se marchaba sonriente
y de repente, sin sentido,
se empezó a desnudar.

Hasta los músicos pararon de tocar,
nadie le quitaba ojo a Marisa.

Y empezó a sonar la salsa,
después la cumbia, cha-chá y guaguancó.
Y empezó a sonar la salsa,
todos gritaban: - ¡Marisa baila al ritmo de este tumbao, corazón! 

Y cuando la noche se dormía y la gente se iba
ella recorría siempre a mí con esos ojitos verdes,
y me decía al oído que sólo conmigo
se sentía feliz.

Y aunque no me guste ser último plato
siempre acababa cediendo a su sonrisa.

Y empezó a sonar el cha-chá,
después la cumbia, salsa y guaguancó.
Y empezó a sonar el cha-chá,
Marisa baila al ritmo de este tumbao, corazón.