Saber demasiado
No me preguntes cómo he llegado hasta aquí.
No quieras saber los malos pasos que di.
Por el pasado, yo no siento arrepentimiento,
pues yo no quiero, no, que nada me impida
gozar de este sentimiento.
¿De qué te serviría conocer los errores
que como todo hombre cometí?
Si cada tropiezo
hace bueno el camino,
camino contento y descalzo sin preocuparme del frío.
Y aunque entiendo tu curiosidad,
recuerda lo que dijo el viejo:
y es que saber demasiado
nunca dio la felicidad,
que está en las manos que te dibujan
en la oscuridad,
y está en los ojos que te acarician
con ansiedad.
No mires a mis espaldas, mírame a mí.
No busques entre fantasmas que ya vencí.
Y si hay algo que no te plazca en nuestro presente,
tan solo dime qué es, yo lo cambio, yo lo muevo.
