Pum Garibaldi


En el barrio de La Boca,
donde mi suegra vivía,
un perrito, noche y día,
no cesaba de ladrar.
Se llamaba Garibaldi
pero al fin perdió la vida
y mi suegra en despedida
esto se puso a cantar:

Se le vero que le morto Garibaldi...
¡Pum!... ¡Garibaldi!...
¡Pum!... ¡Garibaldi!...
Se le vero que le morto Garibaldi...
¡Pum!... ¡Garibaldi!...
¡Ja! ¡Ja! ¡Ja!

Una mañana a mi suegra,
al salir del conventillo,
la mordió cerca ‘el tobillo
y la hizo desmayar.
Por eso es que alegre canta
por la muerte del cuzquito,
y desde el grande al chiquito
la suelen acompañar.

Garibaldi era una fiera
no respetaba a la gente,
era un perro prepotente,
que hasta mordía al patrón.
Y al saberse la noticia
de su muerte prematura
todo el barrio con locura
hoy le canta esta canción:


Autor(es): Juan Velich, Lía Acuña de Andreoni