Cabecitas blancas


Hoy me levanté con ganas
de darle a mi corazón,
el gusto de hacer un tango
que en sus acordes porteños,
lleve engarzado el amor
de las madres que se fueron
y que junto a Dios están.
Para que sepan que un hombre
que quiso mucho a la suya
no las olvida jamás.

Un tango en el que esté
el recuerdo sacrosanto
de las que llevaron siempre
todo el peso del hogar
y que cuando la tenemos
no la sabemos cuidar.
Un tango en el que esté
el recuerdo más sublime
de esas cabecitas blancas,
que le han dado al hijo ingrato
el perdón y la caricia
que nadie les puede dar.

Hoy me levanté con ganas
de darle a mi corazón
lo que me pidió llorando
y lo hice como he podido,
pero con veneración.
Para las madres que se fueron
y que junto a Dios están.
Para que sepan que un hombre
que quiso mucho a la suya
no las olvida jamás.


Autor(es): Enrique Dizeo, Alberto Pugliese